Es denigrante la manera como en Colombia se somete al periodista por la pauta publicitaria. El sistema educativo y la misma estructura del estado cómplices de estas prácticas, reducen al recién egresado, quien no tiene otra, luego de ser vinculado a cualquier medio de comunicación, de entregarse, al mejor estilo de las prostitutas de los vericuetos mas recónditos de las grandes urbes.
Atrás queda la retorica universitaria de la ética periodistica, de la sociedad a la cuál se debe, frente a la cruda realidad, el bisoño realiza lo que ve hacer a otros: Adular al gobernante de turno para que éste lo tenga en cuenta y en el momento de adjudicar la pauta "quede dentro del plan de medios".
Así las cosas "el comunicador" se convierte en la caja de resonancia de las administraciones y fiel reproductor de los boletines oficiales de las jefaturas de prensa, lugares de obligatoria visita en especial cuando habla el gobernante, a quien se le debe toda la reverencia, toda la credibilidad y no hay opción de controvertirlo por cuanto está bajo la amenaza y la intimidación del retiro de la pauta publicitaria (a la que se debe, por que no tiene sueldo en su mayoría. ) por eso en algunas ocasiones se escuchan "vergonzosos" aplausos.
Los receptores en este manejo son los más perjudicados, por que debido al modelo de sometimiento,
solo reciben una versión, convirtiéndose en cómplice de la impunidad, la corrupción y la injusticia gubernamental.
La Lupa/Colombia.
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