No nos
cabe la menor duda que el cambio físico de Bucaramanga ha sido positivo en los
últimos años, la implementación del nuevo sistema de transporte masivo, y el
control del espacio público hacen de nuestra ciudad bonita, un sitio más
agradable para vivir comparado con la ciudad de 10 años atrás.
La ciudad
ha cambiado para bien aunque el servicio de transporte masivo no se halla
implementado con el número de buses y la cantidad de obras descritas dentro del
proyecto, pero en síntesis general, la filosofía como está planteado el
servicio no cabe dudas que es un desarrollo socialista tendiente a favorecer a
la mayoría quienes utilizan el servicio
público de masas. Y si de espacio público hablamos creemos que el alcalde de
Bucaramanga pasa a hacer historia con su firme posición de evitar que
particulares invadan espacios destinados para la libre movilización.
Habría de
recordar como ambulantes con las mercancías regadas en el piso impedían la
movilización y nadie absolutamente nadie se los impedía, en la calle 35
recordemos como los transeúntes teníamos
derecho a solo espacios de un metro para transitar, mientras los comerciantes
extendían plásticos de 10 y 20 metros cuadrados y ojalá alguien les reclamara
el abuso.
Por fin
llegó un alcalde con pantalones que le pusiera la cascabel al gato y esperamos
que no afloje, para que este ejemplo lo imiten en el resto del área metropolitana,
en donde debe primar el bien general sobre el particular.
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