En
Santander como en el resto del país los líderes saben hasta donde les alcanza
la gasolina, por eso cuando ven venir la debacle prefieren huir como lo
hicieran despavoridamente el siervo ante la presencia del león…
Es así
como hoy vemos a José Luis Mendoza Cárdenas , Tiberio Villareal, Norberto Morales
Ballesteros, y cientos más en todo el país como simples ciudadanos consientes
del paso inexorable de los años y de la presencia de nuevas tendencias,
alternativas y proyectos políticos que desdibujan las anacrónicas y obsoletos métodos de cautivar el voto.
En
Piedecuesta los más veteranos recordamos a un Miguel Ángel Santos como un alcalde normal y que tras los comicios
electorales han conservado “una clientela familiar” de mil o mil quinientos
voticos, inclusive, familias como las de Ludwig Valero en este momento tienen
más reconocimiento político que la misma familia en comento por sus resultados
electorales.
Luego
entonces, en Piedecuesta no hay caudillos y menos de esos viejos a quienes el
98 % de los ciudadanos jóvenes no los conocen, es más nunca los han oído
nombrar, puesto que estos salen electos debido a las clientelas que para la
ocasión manejan muy bien, y son muy
conocidos eso sí, entre los mil o mil quinientos voticos COMPRADOS, porque son
de esos personajes, que nunca opinan, no participan ni promueven hacerlo en los
reclamos comunitarios, no se mezclan con su gente en sus necesidades, pero eso
sí, cuando llegan las campañas se vuelven redentores y firmes defensores entre los tres pelagatos
que los rodean porque para los jóvenes en general son simplemente ilustres
desconocidos, y son los que mandan la parada…
Es
nuestro aporte para que no se olviden los cadáveres políticos.
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